Cada año o en fechas señaladas, la mayoría de nosotros trazamos metas y objetivos: “El día 1 empezaré una dieta”, “El mes que viene buscaré nuevo trabajo”, “a partir del lunes, haré ejercicio”, “dejaré de fumar el día 1”, etc.
Sin embargo, cuántas veces habrá ocurrido que los objetivos se quedan en intenciones y, frustrados, no logramos pasar a la acción.
En esos momentos, nos decimos: “no sería el momento”, “no lo habría conseguido”, “no merece la pena”, “era imposible”, “no soy capaz” ….
Todos los pensamientos o ideas, con carácter eminentemente negativo, que nos dicen por qué no hacemos aquello que querríamos hacer, son nuestras creencias limitantes. Son la zancadilla que nos ponemos a nosotros mismos y que nos impiden intentar conseguir lo que deseamos.
Las creencias limitantes son ideas que nos inmovilizan y nos hacen sentir que las cosas no pueden ser de una manera diferente. Se han vuelto tan fijas en nuestras cabezas que se han convertido en grandes verdades o paradigmas, pese a no tener prueba de ello. Son limitantes porque limitan el paso a la acción y, con ello, a la experiencia.
Las creencias limitantes son inflexibles, rígidas y suponen una barrera a superar para poder hacer cambios estructurales que nos pueden llevar a estar más satisfechos con nuestras vidas.
Tipos de creencias limitantes
Cada persona tiene sus propias creencias limitantes. Tienen forma de pensamiento absoluto, negativo, rotundo, que nos repetimos con demasiada frecuencia hasta creérnoslos sin dudar y que se han ido gestando, habitualmente, en la adolescencia e inicio de la edad adulta.
“No es posible…”
“No podré…”
“No lo superaré…”
“No soy capaz…”
“Eso no se puede…”
“No valgo para eso…”
“No me lo merezco…”
“No debería ser así…”
“Las cosas no funcionan así…”
“A partir de una edad no se puede…”
“La gente va a lo suyo…”.
Etc.
Grupos de creencias limitantes
Dentro de las creencias limitantes se pueden distinguir varios grupos:
- Creencias sobre la imposibilidad de conseguir algo: “Eso no se puede”, “no encontraré pareja”.
- Creencias sobre la falta de capacidad o de habilidades para llevar a cabo una acción. “No soy capaz”, “no soy bueno en nada”.
- Creencias que me hacen pensar que no merezco los logros conseguidos o ser feliz. “Nunca he conseguido nada”, “solo he tenido suerte”.
- Creencias sobre el funcionamiento social o del mundo: “A partir de los 50 nadie te contrata…”,
- Creencias sobre “la gente”: “no se puede confiar en nadie”, “La gente va a lo suyo”.
Lo importante es comprender que, dada una creencia, por ejemplo: “no soy capaz”, la consecuencia lógica es “no lo intento”. Al no intentarlo, nunca lo conseguiremos. Con el tiempo, la autoestima baja, la frustración y la tristeza se apoderan de nuestra vida.
Muchas veces nos encontramos queriendo cambiar y no pudiendo hacerlo por algo que creemos que es más fuerte que nosotros. En sesión escuchamos mucho “es que yo soy así”, “no lo puedo evitar”, “es más fuerte que yo”. Todas las personas tenemos creencias sobre nosotros mismos y sobre el entorno que nos rodea, algunas nos impulsan, otras nos limitan.
Generalmente no nos damos cuenta de cómo ciertos pensamientos se han convertido en imperativos que rigen las decisiones que vamos tomando. A veces hace falta que alguien desde fuera nos lo muestre. La terapia es un espacio seguro para poder confrontar una realidad que me muestra como Yo soy la única persona que se interpone entre mi situación actual y la deseada.
Iniciar un proceso de crecimiento personal implica hacerse consciente de las propias creencias limitantes. No obstante, cambiar no es nada fácil, generalmente antes del cambio hay mucha resistencia a imaginarse que las cosas pueden ser diferentes. Nuevamente, las creencias limitantes no dejan ver el abanico de alternativas que puedo tener.
En terapia entonces se trabaja acompañando al cliente a hacerse consciente, a manejar la resistencia y a desarrollar recursos y estrategias que le permitan tomar decisiones diferentes para lograr los objetivos deseados.
Estrategias para superar las creencias limitantes
Aquí algunas estrategias que te pueden ayudar:
- Identifica tus creencias limitantes: haz una lista de las creencias que crees que no te permiten avanzar y escríbelas.
- Analiza la veracidad: cuestiona los fundamentos que tienes para creer en esas premisas. Busca información tanto dentro de ti como preguntando a otros que te conozcan, que desmienta la creencia limitante.
- Reconoce las emociones que desencadenan esos pensamientos.
- Reformula el pensamiento: convierte las afirmaciones negativas en alternativas positivas. “Yo soy así” puede convertirse en “a veces me comporto así”; “no soy capaz”, puede convertirse en “sí puedo hacer muchas cosas”, etc.
- Practica la flexibilidad: intenta poner en práctica conductas diferentes basadas en la reformulación de la creencia.
- PASA A LA ACCIÓN, sin preocuparte en conseguirlo o no, el primer paso es INTENTARLO.
Si sientes que hay algo que está limitando tu posibilidad de ser feliz y vivir una vida plena no dudes en contactarnos.
Además, nuestra primera sesión es siempre gratuita y sin compromiso, para que puedas conocernos, contarnos que te sucede y nosotros decirte cómo podemos ayudarte.
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