TERAPIA INDIVIDUAL. Si alguna vez has visto la serie de televisión “in Treatment” (En Terapia) , puede que tengas un concepto muy distorsionado y, al mismo tiempo acertado, de cómo es una sesión terapéutica.
Distorsionado porque, como en muchas otras producciones, se muestra la consulta cómo algo misterioso, oscuro, un lugar en el cuál el cliente se siente amenazado por las opiniones del terapeuta con quien tiene una relación conflictiva y tensa.
Esta percepción de la terapia dista mucho de la realidad. El espacio de consulta debe ser un lugar seguro, tranquilo, sin juicios, en el que el cliente se sienta aceptado por el terapeuta y donde tenga la libertad de expresarse tal cual es.
Principio básico de una terapia individual
Este es el principio básico de una terapia individual: un espacio de confidencialidad donde dos personas se relacionan en base a la confianza, la seguridad y la aceptación.
No obstante, hay algo acertado en esta serie: ir a terapia moviliza y promueve el cambio.
La asistencia a terapia está actualmente muy normalizada. El estigma social que existía hace años por «ir al psicólogo» va, afortunadamente, desapareciendo.
El motivo de consulta no tiene (ni debe) quedar etiquetado como un «problema psicológico» entendido como «hay algo que no funciona en mi cabeza». Nada más lejos de la realidad.
En una gran mayoría de casos, el motivo de consulta tiene que ver con el malestar que provoca el estilo de vida actual: estrés, ansiedad, insatisfacción, presión laboral y social, incertidumbre, depresión…
En ocasiones, el motivo de consulta no es claro, y la persona busca la ayuda del terapeuta para poder comprender qué le ocurre; en otras, está relacionado con un sentimiento de malestar, con una situación dolorosa que no se logra superar, o con un déficit en alguna habilidad necesaria para afrontar un cambio, alcanzar un objetivo o vencer una dificultad.
Fobias, control de impulsos, adicciones, dificultades en las relaciones sociales, gestión del estrés, ansiedad, duelo, depresión, trastornos del sueño, problemas de adaptación, pensamientos y comportamientos obsesivos, sexualidad, trastornos de conducta, trastornos de personalidad, baja autoestima, habilidades sociales, terapia para psicopatologías graves y muchos otros motivos pueden llevar a una persona a acudir a consulta.
Sea como fuere, la persona que acude a terapia siente que ya no es capaz, por sí sola, de superar o soportar por más tiempo la situación actual en la que se encuentra o simplemente cree que la ayuda de un terapeuta puede ayudarle a mejorar.
Estructura de un proceso de terapia individual
Cada persona es única, cada caso es único y diferente, por eso, cada proceso de terapia, también lo es. Sin embargo, existe una estructura común al proceso terapéutico:
- Fase inicial: En la que se recoge el motivo/os principales de consulta.
- Evaluación: a través de entrevistas y de pruebas psicométricas se recopila la información relevante para el motivo de consulta que lleve a comprender qué ha provocado y mantiene la situación actual.
- Establecimiento de objetivos: entre terapeuta y cliente se acuerdan los objetivos a alcanzar.
- Intervención: El terapeuta explica y enseña las técnicas y procedimientos a seguir y entre ambos establecen la mejor manera de aplicarlas al contexto del cliente.
- Seguimiento.
Estas fases, en la práctica, están entrelazadas a lo largo del proceso terapéutico, en el cual el cliente es un actor activo, es el verdadero protagonista de su cambio.
En terapia a menudo se ríe, también se llora, se siente ira, miedo, frustración; todas las emociones aparecen y son bienvenidas, aunque a veces conlleven dolor.
El objetivo de una terapia
El objetivo de una terapia no es hacer sufrir, por el contrario, se busca dejar de sufrir o superar una situación. ¿Cómo? A través de una relación sincera y abierta entre el terapeuta y el cliente en el que se pueda hablar de los temas más profundos en un espacio seguro y de confianza que permita la indagación y aceptación de todo tipo de emociones con la finalidad de encontrar respuestas a los problemas del cliente.
La duración del proceso terapéutico depende de muchos factores, tanto del motivo de consulta, como del contexto y la implicación en el cambio por parte del cliente, y no se puede establecer con antelación.
En Find your Answer intentamos adaptarnos a la disponibilidad del cliente, aunque recomendamos inicialmente sesiones de 1 hora con una frecuencia semanal.
Según avanza el proceso, las sesiones pueden ir distanciándose. La terapia finaliza cuando se alcanzan los objetivos fijados o cuando el cliente y terapeuta consideran que no es necesario seguir con las sesiones. Sin embargo, el cliente siempre tiene la libertad de concluirlo cuando así lo considere.
Si quieres saber más sobre cómo es una terapia individual, reserva sin compromiso la primera entrevista gratuita para que nos cuentes lo que te sucede. Te resolveremos todas tus dudas y te diremos como podemos ayudarte.