Acoso Laboral o Mobbing, qué es y qué hacer

Me llamo Patricia, tengo 42 años. Soy madre de 2 hijos. Llevaba 14 años como mando intermedio en mi empresa. Un día mi jefa me propuso un cambio de horario que no acepté por ser incompatible con mi vida familiar. Desde entonces su trato hacia mí fue cambiando. Me retiró el saludo, casi no se dirigía a mí, dejó de asignarme trabajo de responsabilidad, me ridiculizaba y llamaba incompetente. Un día llegué al trabajo y me habían cambiado la mesa y ordenador de sitio, me “degradaron” y aislaron de mis compañeros. La empresa no hizo nada. No podía dormir, no sabía qué pasaba, tenía ansiedad todo el tiempo. No era consciente de lo que estaba ocurriendo. Ahora lo sé, estaba padeciendo acoso laboral. Mi vida cambió por completo, era una de las numerosas víctimas de mobbing.

Abstract – Resumen

El acoso psicológico en el trabajo (APT) o acoso laboral, también conocido como mobbing, es una silenciosa pero gran lacra social.

El acoso laboral es una forma destructiva de persecución psicológica en el entorno de trabajo que implica acciones persistentes y deliberadas por parte de individuos o grupos para perjudicar, hostigar, intimidar o aislar a un trabajador.

Este comportamiento va más allá de las diferencias de opinión o desacuerdos normales en el trabajo y se caracteriza por ser repetitivo, prolongado y tener el propósito de socavar la salud psicológica de la víctima y forzar su salida de la empresa.

El acosado sufre, durante meses o años, con una frecuencia diaria o semanal, por parte de un jefe (lo más habitual) o compañeros, hostigamiento psicológico, conductas humillantes, degradantes y amenazas públicas y/o privadas.

El Mobbing causa serios problemas psicológicos

El acosador tiene gran poder sobre la víctima, quien no encuentra o no tiene posibilidad de escapatoria. La persona que sufre el maltrato psicológico suele terminar aislada, moralmente hundida, con severos problemas mentales y físicos y, finalmente, abandona la organización.

El mobbing no solo afecta a la persona en el ámbito laboral; termina extendiéndose a las áreas familiares, de pareja y sociales, contaminando todas las facetas del individuo.

Los efectos del acoso laboral van desde la ansiedad y la depresión hasta psicopatologías más severas, como el TEPT (trastorno de estrés postraumático), Depresión Mayor, cambios en la personalidad del afectado, abuso de sustancias e incluso suicidio.

El mobbing o acoso laboral es un delito penal.

Si crees que estás siendo acosado laboralmente, te recomendamos que leas este artículo y contactes con nosotros.

¿Qué es el mobbing o acoso laboral?

La definición de mobbing hace referencia a un proceso de acoso, eminentemente psicológico, entre uno o varios acosadores, hacia uno o varios acosados, sobre quienes tienen poder (no tiene por qué ser jerárquico), y es realizado en el ámbito de las empresas (públicas y privadas).

El objetivo del acosador es empujar al acosado al abandono de la organización, a su traslado o simplemente a su denigración, humillación, control o boicot de su persona o futuro profesional.

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, organismo técnico dependiente del Ministerio de Trabajo, en su nota técnica de prevención NTP 854 de 2009, se hace eco de la relevancia de este fenómeno y lo define como: “Exposición a conductas de violencia psicológica, dirigidas de forma reiterada y prolongada en el tiempo, hacia una o más personas por parte de otra/s que actúan frente aquella/s desde una posición de poder (no necesariamente jerárquica). Dicha exposición se da en el marco de una relación laboral y supone un riesgo importante para la salud”.

El acoso laboral tiene una elevada prevalencia, que se estima que entre el 10% y el 20%. Se da tanto en hombres como en mujeres, en el ámbito público y en el privado. Aunque el bossing (el jefe es el acosador) es el más habitual, también se da entre compañeros (mobbing horizontal) y menos frecuentemente de abajo a arriba (mobbing ascendente).

Es preciso aclarar que el mobbing o acoso laboral es un fenómeno que se da en el ámbito laboral, pero no tiene nada que ver con el trabajo en sí.

¿El mobbing es un delito?

Sí, el mobbing o acoso laboral es un delito penal.

Enfatizar que el mobbing es un delito
El mobbing es un delito penal

La Ley Orgánica 5/2010 del 22 de junio, cita (Preámbulo XI): “Dentro de los delitos de torturas y contra la integridad moral, se incrimina la conducta de acoso laboral, entendiendo por tal el hostigamiento psicológico u hostil en el marco de cualquier actividad laboral o funcionarial que humille al que lo sufre, imponiendo situaciones de grave ofensa a la dignidad… que lo constituye como delito, con penas de prisión (6 meses a 2 años, art. 173 del código penal).

Además, en el proceso de mobbing, no solo están implicas las figuras del acosador y del acosado, sino que vincula también a la responsabilidad de la dirección de la Empresa, en tanto que la obliga la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, en sus artículos 14 y 16: “…. Es su deber como empresario el detectar y evaluar el riesgo del trabajo y los trabajadores, analizando y adoptando las medidas necesarias para erradicar el acoso laboral”.

Sin embargo, en la práctica, es excepcional una sentencia condenatoria desde el ámbito penal. Esto es debido a la preferencia de los abogados a interponer la demanda por una vía más ágil y por la frecuencia de acuerdos pre – judiciales entre las partes.

¿Cómo es el mobbing o acoso psicológico en el trabajo?

Ya Leyman (1932 – 1999) y Einarsen (2011) lo investigan en profundidad, describiendo las conductas habituales del acosador, su intensidad y frecuencia, tipificándolas en sus estudios.

Conductas del acosador

Normalmente las conductas del acosador tienen estas características:

  • Son habitualmente sutiles, encubiertas, sin efectos visibles.
  • No dejan pruebas físicas.
  • Se dan a lo largo de muchos meses o normalmente años.
  • Son frecuentes, sufriéndose varias veces por semana o a diario.

Ejemplos de estrategias frecuentes de los acosadores que aparecen en algunos de los cuestionarios más frecuentemente usados para la evaluación del acoso laboral:

  • Te ignoran, excluyen de reuniones, fingen no verte.
  • Te obligan a realizar tareas poco éticas.
  • Te asignan actividades sin sentido, muy por debajo de tu perfil.
  • Te sobrecargan en exceso o te asignan tareas que no son de tu competencia.
  • Minusvaloran y critican constantemente tu desempeño.
  • Te ridiculizan por cuestiones laborales o personales.
  • Recibes amenazas explícitas o implícitas.
  • Te hablan y tratan de mala manera.
  • Mienten sobre ti o vierten rumores falsos.
  • Intentan provocarte para que reacciones emocionalmente.
  • Boicotean tu trabajo, tratan de que fracases.
  • Restringen la información o los recursos para realizar tu desempeño.
  • Cambian tus responsabilidades o condiciones laborales sin previo aviso.
  • Se te insinúan sexualmente.

El acoso laboral tiene un inicio que puede ser un conflicto interpersonal debido a cualquier roce o diferencia. Se ve favorecido por un ambiente de trabajo tóxico, pero, en muchas ocasiones, viene motivado porque el acosador/es sienten envidia, celos o se ven amenazados profesionalmente por la competencia del acosado.

El mobbing tiene un desarrollo paulatino, de meses o años, aumentando la presión del acosador y los síntomas psicológicos del acosado. Finalmente, a menudo, tras bajas temporales, el trabajador abandona la empresa de una forma u otra.

Fases del mobbing o acoso laboral

Según el estudio Cisneros XI, de noviembre 2009, realizado en la Comunidad de Madrid, el proceso de mobbing tiene una duración habitualmente larga: el 87% más de 6 meses y 53,9% más de 2 años.

Aunque cada proceso de mobbing es único y es vivenciado por la víctima de manera muy personal, pueden identificarse las siguientes fases que describió Leymann en sus estudios:

  1. Fase de conflicto: Cualquier relación interpersonal duradera está sujeta a cambios y conflictos, incluidas las relaciones laborales. Diferencias personales, un ambiente laboral tóxico, cambios en la empresa (como un cambio de jefe o de departamento), momentos empresariales difíciles (regulaciones de empleo, disminución de ingresos, etc.) pueden iniciar un conflicto entre acosador y acosado que, si no se resuelve, desembocará en las conductas de mobbing y su cronificación. Normalmente, el acosado aún no tiene conciencia de estar sufriendo acoso. Puede darse la negación como mecanismo de defensa, obviando los hechos, distorsionándolos o quitándoles importancia. Aparecen síntomas de estrés y preocupación por el conflicto.
  2. Fase de acoso y estigmatización: Es la fase prototípica del mobbing. Las estrategias del acosador, como las llamaba Leymann, van aumentando paulatinamente, en intensidad, variedad y frecuencia. La víctima a menudo queda estigmatizada, haciéndola el resto responsable de la situación. La estigmatización es el proceso mediante el cual la víctima (y no el acosador) se convierte en el centro del problema y termina viéndose como “problemática”, por sus propias características personales o su conducta. Según Leymann, tiene una duración media de 1,3 años. Los síntomas de ansiedad persisten, se hacen más fuertes y presentes, hay problemas de sueño, concentración, somatizaciones (cefaleas, problemas físicos), etc. Afecta ya a la salud y a otras áreas de la vida.
  3. Fase de intervención de la dirección: En el caso del mobbing descendente o bossing (superior hacia colaborador), el más frecuente, el superior (acosador) ha ido proyectando hacia la dirección las “características problemáticas” del trabajador. Lo habitual es que la dirección no intervenga o se tomen decisiones para “quitarse el problema de en medio”, pero no se soluciona el conflicto. La sensación de indefensión aumenta, el trabajador se encuentra atrapado sin una solución por parte de la empresa. Según indica González de Rivera (2005), el mobbing es favorecido o al menos tolerado por el entorno de manera activa (a veces hay más de un acosador) o pasiva (tolerancia del grupo o permisividad de la empresa). Empeoran los síntomas, aparecen episodios depresivos, los intentos para sobrellevar el mobbing son infructuosos, el acosado se hunde.
  4. Fase de solicitud de ayuda. El trabajador presenta ya numerosos de los signos y síntomas propios del acoso y busca ayuda profesional, habitualmente en el médico de atención primaria. Lo normal será obtener diagnósticos referidos a los síntomas actuales del evaluado como ansiedad, depresión, estrés, etc. Estos diagnósticos iniciales son denominados Trastornos de Adaptación (ansiosos, depresivos o mixtos), que habitualmente serán incompletos (y erróneos en muchos casos) al no ser realizados por un especialista, no contar con el tiempo necesario y no tener cuenta el factor causante externo o el estado previo del paciente. Estos diagnósticos pueden suponer una mayor estigmatización del acosado, ya que serán entendidos por el entorno como causantes del conflicto interpersonal en el trabajo: “es problemático porque tiene ansiedad”, por ejemplo. Comienzan las bajas temporales y la medicación.
  5. Salida de la organización: El trabajador continúa bajas temporales hasta que abandona la empresa, es trasladado o pide excedencia. La mayoría de las veces abandona la organización de una u otra forma. Las consecuencias del acoso en todas las esferas vitales son ya patentes, la salud física y mental del acosado está muy afectada. Aumenta el riesgo de suicidio y consumo de sustancias. Denuncias a la empresa.

Fases del mobbing o acoso laboral

A lo largo de un proceso que puede durar meses o años, es fácil de imaginar que haya cambios en la dinámica de las relaciones interpersonales, incluso que algunos intentos de solución proporcionen mejoras temporales. Sin embargo, cuando el mobbing va superando fases es porque las anteriores no se han resuelto y han cristalizado en mayor severidad. Por tanto, la conflictividad ha ido creciendo, las estrategias de afrontamiento y los intentos de solución no han dado fruto.

Consecuencias del acoso laboral. Síntomas y enfermedades mentales asociadas al mobbing

El contexto organizacional, las características del acosado y del acosador, y los apoyos sociales y familiares, influyen en la vivencia y, por tanto, en las consecuencias del acoso laboral y la sintomatología experimentada a lo largo del tiempo (incluso una vez terminado el mobbing).

Entre los problemas más frecuentes podemos encontrar (Einarsen, S. y Hauge, L. 2006): síntomas de estrés laboral, irritabilidad, deterioro de la salud mental general, depresión, ansiedad y síntomas de estrés post – traumático.

En algunos casos, cuando el trabajador abandona el trabajo de forma temporal (vacaciones o bajas) o definitivamente, mejora el estado de salud. Hablamos entonces de un Trastorno de Adaptación, que es de pronóstico más favorable y recuperación completa. Este diagnóstico suele darse antes de la salida de la organización y, a veces, empeora hacia cuadros más severos.

En los casos más graves, las consecuencias del mobbing persisten años una vez finalizado o son permanentes y causan daños intensos y profundos en la autoestima de la víctima, en su percepción de sí mismo, de las personas y del mundo. Ha afectado a su capacidad de relacionarse socialmente, de disfrutar y de adaptarse. La personalidad ha sufrido daños a veces irreversibles.

Los diagnósticos en esos casos pueden ser el TEPT (trastorno de estrés post – traumático), TAG (trastorno de ansiedad generalizada), los TD (trastornos depresivos), los TP (trastornos de personalidad), consumo de sustancias y el suicidio.

Durante la larga duración del mobbing, es muy probable que el trabajador haya experimentado los síntomas de más de un diagnóstico.

Evolución de los síntomas provocados por el acoso laboral

Cada caso es diferente y de evolución variable, pero pueden diferenciarse varias etapas o fases:

Fase inicial: Con la reacción a las primeras conductas de acoso, la víctima empieza a experimentar ciertos síntomas, no marcados, como:

  • Preocupación frecuente sobre el conflicto.
  • Nerviosismo e inquietud.
  • Sentimientos de inseguridad sobre aspectos laborales (a la crítica, supervisión).
  • Algunos problemas de sueño.
  • Mayor reactividad cuando el acosador está presente.
  • Aumento de la vigilancia (estar pendiente del entorno y del desempeño).

La víctima puede adoptar distintas estrategias defensivas para resolver o adaptarse al conflicto: búsqueda de apoyo social, afrontar el conflicto (hablar con el acosador o la empresa), obviarlo, hacer como que no existe, etc.

Fase de resistencia: El estado anterior se mantiene en el tiempo, las estrategias de adaptación y solución no dan resultado. Aparecen otros síntomas psicológicos y psicosomáticos.

  • Síntomas relacionados con ansiedad: somatizaciones (dolores de espalda, sensación de falta de aire, problemas gástricos o de apetito, náuseas, presión en el pecho, temblor, etc.), ataques de pánico o crisis ansiosas, dificultades cognitivas (atención, concentración y memoria).
  • Preocupación constante por las posibles consecuencias laborales (despido, futuro en la empresa, traslado, incentivos, evaluación social negativa, etc.) que pueden llegar a tener carácter obsesivo (intrusivas y difíciles de controlar).
  • Irritabilidad, agresividad, hipervigilancia.
  • Miedo constante a cometer errores o a dar motivo para la reacción del acosador, miedo a ir al trabajo.
  • Conductas de evitación del acosador y a estímulos relacionados (llamadas de teléfono, reuniones, dar opinión), lo que provoca también aislamiento social en el trabajo (evitación de compañeros).
  • Problemas de insomnio, pesadillas frecuentes relacionadas con el trabajo o el acoso.
  • Sentimientos de culpa (“algo he hecho”), frustración y dudas sobre uno mismo (¿qué he hecho, por qué a mí? e impotencia (no puedo hacer nada).

La fatiga emocional y física influye en otras esferas vitales: pareja, familia, aficiones, autocuidado y socialización. El acoso se hace consciente en el presente y con carácter retrospectivo, es decir, cobran sentido acciones pasadas del acosador.

Fase de agotamiento: El constante estado de activación, inquietud e hipervigilancia termina por agotar al organismo. Los intentos infructíferos de solución conducen hacia sentimientos de indefensión y desesperanza. Han podido empeorar las relaciones de pareja, las aficiones sociales han disminuido o desaparecido, las conductas de ocio y autocuidado se abandonan.

  • Síntomas ansioso – depresivos. Bajo estado de ánimo, anhedonia (no poder disfrutar de nada ni con nadie), y apatía (falta total de energía) persistentes que afectan a todas las esferas vitales y también en períodos no laborales.
  • Posibles síntomas de trauma: recuerdos inesperados y recurrentes sobre el mobbing que provocan muy alta reacción emocional, pesadillas frecuentes relacionadas con el acoso, evitaciones físicas y cognitivas de todo lo que esté relacionado con el trabajo y el acosador (no acercarse al lugar donde trabajaba, no hablar con compañeros, intentos de eliminar todo lo relacionado con el trabajo).
  • Dificultades cognitivas: problemas de memoria, de concentración, de atención y de procesamiento de información (no lograr mantener una conversación, incapacidad para leer, etc.).
  • Se desarrollan creencias negativas sobre el mundo, las personas o sí mismo: “no se puede confiar en nadie, no valgo la pena, el mundo es un lugar horrible”.
  • Cambios de comportamiento cronificados: el carácter ha cambiado, irritabilidad, accesos de ira, rituales de evitación, dificultad para confiar en los demás, obsesividad, etc.
  • La autoestima se ha dañado, miedo al futuro laboral, dudas sobre uno mismo, acerca de las propias competencias o sobre su responsabilidad en el acoso.
  • Posible consumo de sustancias y/o alcohol.
  • Posibles pensamientos de hacerse daño e intentos de suicidio.

El Dr. González de Rivera (2005) propone varias maneras en las que los efectos del acoso se cronifican en los casos más graves, describiendo 5 estados:

  • Negación: El afectado pretende que no pasa nada y que la vida es así.
  • Depresivo: Se manifiesta como un trastorno de depresión mayor.
  • Hostil – Paranoide: La víctima presenta cambios de personalidad con predominio de hipersensibilidad (falta de confianza en el mundo, buscando constantemente quien puede hacer daño) y vengatividad.
  • Psicosomático: Con predominio de trastornos funcionales físicos como problemas músculo – articulares, gastrointestinales o cardiovasculares.
  • Mixto: Síntomas de todo tipo presentes, sin predominio claro de ninguno de ellos. Frecuentemente diagnosticado como trastorno ansioso – depresivo.

Estos estados permanentes implican un antes y un después en la vida, personalidad, salud y comportamiento del acosado. Son secuelas psíquicas producidas por el mobbing.

Es importante hacer una aclaración: puede existir acoso psicológico sin que la víctima sufra trastornos psicológicos. Una cosa es la conducta del acosador y otra los efectos en el acosado. Aun así, el mobbing seguiría siendo un delito.

Papel de la Empresa en el mobbing

En el mobbing intervienen siempre 3 actores principales: el acosador, el acosado y la organización.

Hay varias preguntas que es necesario hacerse para contextualizar adecuadamente el acoso: ¿tenía conocimiento la empresa? ¿Cuándo lo tuvo? ¿Intentó solucionar el conflicto? ¿Cuándo y qué hizo, quién intervino?

La inacción o la participación de la propia empresa en el acoso es también determinante para comprender los sentimientos de indefensión, de no poder confiar en nadie dentro la organización y de los efectos del aislamiento.

La Empresa es la responsable de mediar y solucionar el conflicto y de actuar para prevenir y acabar con el acoso (recordemos que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales obliga a la Empresa). Cuando no presta ayuda al trabajador, los efectos son más devastadores, ya que se une a la humillación y vejación, la vulnerabilidad, la soledad y la falta de apoyo.

Si al mismo tiempo, la víctima de acoso laboral presenta una situación socio – económica desfavorable: inmigrantes, personas con problemas de movilidad laboral o poco cualificadas, elevadas responsabilidades económicas (como mantener una familia), entonces la sensación de vulnerabilidad y no escapatoria precipita la peor situación posible.

¿Cómo sé si me están haciendo mobbing?

Si tienes dudas, es probable que algo esté sucediendo. Si al leer este artículo te sientes identificado, es posible que estés padeciendo acoso psicológico o, como poco, seas víctima de conductas de trato tóxico o indeseables.

A través de ciertos cuestionarios puede identificarse si estás o no sufriendo acoso, su frecuencia, intensidad y de qué tipo.

Puedes releer los Ejemplos de estrategias frecuentes de los acosadores. Si sufres varios o muchos de dichos comportamientos de manera frecuente e intensa, con alta probabilidad estés sufriendo acoso psicológico en el trabajo.

Consúltanos para poder aclarar tu situación y resolver tus dudas.

¿Qué puedo hacer si me están haciendo mobbing?

Lo primero, más importante y primordial, NO PUEDES SEGUIR ASÍ. Tienes que tomar decisiones y actuar.

Hay dos aspectos diferenciados que tienes que atender si crees que estás padeciendo mobbing. Por un lado, los aspectos legales, por otro, debes prestar atención a tu salud y bienestar psicológico.

Acerca del primero, deberás consultar con un abogado.

El Informe Psicológico Pericial es la prueba fundamental de las consecuencias del acoso laboral

Sobre el segundo, lo más adecuado es consultar con un psicólogo para realizar una evaluación correcta y proponerte un tratamiento personalizado.

Cuanto antes se intervenga, mejor pronóstico y prevención de secuelas permanentes. Se atenderán por un lado, los síntomas actuales (físicos y psicológicos), para poder reducirlos o eliminarlos; por el otro, la relación con el acosador y la Empresa. Se trabajarán contigo distintas estrategias: modos de afrontamiento activo, asertividad, búsqueda de apoyos, recuperación de la autoestima y del estado de ánimo, toma de decisiones, técnicas de relajación, etc.

De la situación de acoso se puede salir, pero «aguantar» sin más no es una opción. Pasa a la acción!

En caso de que estés pensando en denunciar acoso laboral, es muy probable que tu abogado te recomiende presentar un informe psicológico pericial para evaluar los daños que te haya podido causar.

El Informe Psicológico Pericial es fundamental para probar las consecuencias psicológicas del Mobbing, bien sean lesiones (es decir, sean reversibles) o secuelas (en caso de ser permanentes).

Consulta con nosotros tus dudas.

Conclusiones

El acoso laboral o mobbing es un fenómeno devastador para la persona y su entorno. El hostigamiento psicológico y el maltrato que padece la víctima con alta frecuencia provoca problemas psicológicos.

Los trastornos mentales provocados por el acoso laboral de carácter menos grave son los Trastornos de Adaptación ansioso – depresivos, que desaparecen al acabar el acoso o con la salida de la empresa.

Los diagnósticos más severos, como el trastorno de estrés post – traumático, el trastorno de ansiedad generalizada, la depresión mayor, los cambios de personalidad o la adicción a sustancias, presentan sintomatología que permanece años después de acabo el acoso o son permanentes.

Los casos más dramáticos terminan con intentos de suicidio o suicidio consumado.

La prevalencia del mobbing se estima entre el 10% y 20%, afectando a hombres y mujeres y en todos los sectores públicos y privados.

Se inicia habitualmente como un conflicto entre personas (un jefe o un compañero), que se enquista y cronifica en las conductas de maltrato psicológico del acosador. La duración del acoso psicológico va desde varios meses a varios años y suele terminar con la salida del trabajador de la Empresa.

El mobbing es un delito y la Empresa es la responsable de prevenir el acoso en el trabajo y atajarlo si aparece.

Si crees que estás siendo víctima de mobbing o sabes que lo eres, ¡no esperes más!

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